Trechos de Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
“... - Si
ese sol de Dios es tan lindo, imagínate el otro.
-
Que
otro sol? No conozco más que éste. - Hablo de otro mayor: el que nace en el corazón de cualquier hombre. El sol de nuestras esperanzas. El que calentamos en el pecho para entibiar también nuestros sueños.
Quedé maravillado.
- También eres poeta?
- No, solo que me di cuenta antes que tu de la importancia de mi sol.
- Como de “mi sol”?
- El tuyo, es un sol triste, cercado de lágrimas en vez de lluvia. Un sol que no descubrió todo su poder y toda su fuerza. Que todavía no embelleció todos sus momentos.
- Qué debo hacer?
- Poca cosa. Solamente querer. Necesitas abrir las ventanas del alma y dejar entrar la música. Es necesario regarlo todo con música…”
Depois de uma das diabruras de
Zezé, ele foi levado à Diretoria do colégio, que lhe passou como castigo a
penitência de escrever uma frase mil vezes:
“Tragué en seco. Mil renglones? Mejor
sería escribir un libro, una novela, cualquier cosa. Una porquería cualquiera.
Pero mil renglones sería ir más allá del Purgatorio. Y aun tenía que dar las
gracias al cielo por no haber sido expulsado. Con que cara enfrentaría a mi familia?
Con todo, La masacre aún no había
terminado. Ahora tenía que escogerse la desgraciada frase. Y se decidió que ella
sería de mi propia elección. Razoné rápidamente. Pero La sentencia exigía que
utilizara algo que no me gustase, para dar mayor volumen al castigo.- Vamos, Vasconcelos. La frase?
Entonces pensé en una cosa que me gustaba mucho desde pequeñito. Diría que La detestaba y por lo menos podría escribir algo que amaba:
- La frase!
- Esta: - Oyeron del Ipiranga las márgenes plácidas”... .
Fue un desconcierto general. El Hermano Director levanto las cejas, formando aquel famoso arco negro.
- Este muchacho está completamente loco! Detesta el propio Himno Nacional?
Para pedir perdón a mi himno predilecto crucé los dedos, presos a mis brazos cruzados.
- Muy bien. Usted eligió, pero aquí no termina todo. Hermano Joaquim, por favor, escriba em el pizarron.
El Hermano Joaquim se dirigió allí y tomo La tiza (giz).
- Escriba, por favor, Hermano:
- Oyeron del Ipiranga las márgenes plácidas que soy un alumno ingrato y irresponsable.
***
- Dada (empregada da casa), quien es el vecino de la izquierda?
- Es un matrimonio solo. Dicen que tiene una hija que estudia en Rio y que v a venir en las otras vacaciones.
- Y la mujer que vive del otro lado?
- Ui! Esa es una inglesa con un carácter…!se llama doña Sevéruba.
- Cómo?
- Es un nombre muy difícil, y como la mucama no sabe pronunciarse bien la llama Sevéruba.
- Lancé una carcajada.
- Eso no es nombre de gente, pero es muy divertido!
Dada me avisó.
- No vayas para el lado de ella, porque ni siquiera deja que su empleada coma aunque sea una fruta de su huerta.
Sonreí y pregunté de improviso:
- Te gustan las guayabas Dada? Las guayabas rojas como la sangre?
- Son las que más me gustan.
- Entonces espera.
Levanté unas tejas y le mostré media docena de guayabas.
- Prueba una. Son muy sabrosas.
- Como las conseguiste? Aquí en la quinta no hay de éstas.
- En la casa de doña Sevéruba.
- Te las dio ella?
Agrandó los ojos al preguntarlo.
- Qué va a dar! Mira, todas ellas tienen un agujerito (buraquinho).
- Hechos por algún bicho?
Como cada vez entendía menos, le expliqué.
- Tomé una vara larga (longa), clavé en las puntas un clavo bien afilado, derribé al suelo las guayabas. Después las ensarté (trespassei) en el clavo y las fui subiendo con cuidado.
**
Sugiro a leitura de Vamos aquecer o sol, livro comovente até o final. Mas, desde logo aviso que está esgotado. Devemos procurá-lo em algum sebo.
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